martes, 17 de noviembre de 2015

COMPROBADO



COMPROBADO
                                                       (La Primera nota del 2015)

Quise ver con mis propios ojos
la devastación en el cerro;
desde abajo veía como coloreaba
como un conejo despellejado,
cada día más y más. Y luego el encuentro de camiones,
¡Cientos de viajes! Todos los días.
Imaginé que ya eran cientos,
¡Miles de toneladas, talvés millones
de esa tierra roja, colorada,
que por milenios alimentó
la flora de ese cerro
que fue la señal  que los viajeros
querían ver  para llegar a su destino,
baluarte de nuestros antiguos abuelos,
resguardo para la Laguna Madre,
agostadero de cientos de becerros huérfanos,
hogar de cenzontles y venados,
de conejos, liebres y jabalíes,
de lustrosos robles donde cantaba el gorrión,
de tepehuajes y humildes cazagüates
que en otras partes llaman ozotes.

El Viejo  Uvalano lo ha visto todo,
y yo, tristemente, lo he comprobado:
una gran parte de ese cerro
con todo y piel y huesos
y carne roja, desapareció;
en su lugar un enorme hoyo quedó
y continúa en marcha su expoliación,
para otros rellenos,
para compactar otros suelos,
 para edificar residencias
y llenar las cuentas bancarias
de concesionarios, funcionarios
municipales, estatales y federales.
Me pregunto con miedo:
¿Hasta dónde llegarán?
Del Viejo Uvalano se agitan las hojas,
burlonas las águilas revolotean,
planea indiferente el zopilote
y el hombre, el que algo tiene que ver
con el dueño,
se humedece los labios con su lengua lasciva
ante el traqueteo de la motoconformadora,
de la pala mecánica que cimbra el volteo.

Enero 2 de 2015
En Atequiza, Jalisco
…viendo El Nevado sin nieve
y el volcán humeando.







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