SOBRE
LOS 43
(UNA
REFLEXIÓN MÁS ENTRE…)
Muchos lo sabíamos
desde el principio: Los muchachos de Ayotzinapa no fueron incinerados. Era
dejar muchos rastros, muchas manchas. Algunos lo sabíamos por mera intuición
(la mayoría que está al tanto, ciudadanos
comunes y corrientes); otros lo sabían por convicción (unos cuantos, peritos y
científicos del fuego) y los otros, por la certeza de haber sido quienes
operaron el genocidio, los victimarios. El crimen organizado en el que están
gobernantes, capos y sicarios (unos cuantos también). Entonces, ¿Dónde están? Eso
deben preguntárselo a quienes dijeron: “¡Háganlo, desaparézcanlos!” Entonces,
se ha preguntado a las personas erradas,
no son las que dijeron eso. Deben preguntárselo a un exgobernador del estado de
Guerrero, a un exprocurador general de la república y al jefe de todos ellos, uno
que no es ex sino que todavía es presidente de la república. Todos ellos y
otros más, representan a los mismos que desaparecieron a cientos de estudiantes masacrados en la
Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, ¿Recuerdan? Ellos saben dónde los
tiraron, muertos, agonizantes, inconscientes o sólo amordazados y maniatados…
ellos saben, pero… ¿Quién debe preguntarles? Sólo un Tribunal Internacional
porque a quienes hemos preguntado aquí y allá como familiares de los 43 y como ciudadanos comunes y corrientes
nunca nos han contestado o... ¿Qué le contestarán al Papa Francisco si fuera él quien les preguntara, ahora que lo recibieron con todo el protocolo del Estado y hasta le darán las llaves del estado Ciudad de México?