sábado, 13 de febrero de 2016





SOBRE LOS 43
(UNA REFLEXIÓN MÁS ENTRE…)


Muchos lo sabíamos desde el principio: Los muchachos de Ayotzinapa no fueron incinerados. Era dejar muchos rastros, muchas manchas. Algunos lo sabíamos por mera intuición (la mayoría que está al tanto,  ciudadanos comunes y corrientes); otros lo sabían por convicción (unos cuantos, peritos y científicos del fuego) y los otros, por la certeza de haber sido quienes operaron el genocidio, los victimarios. El crimen organizado en el que están gobernantes, capos y sicarios (unos cuantos también). Entonces, ¿Dónde están? Eso deben preguntárselo a quienes dijeron: “¡Háganlo, desaparézcanlos!” Entonces, se  ha preguntado a las personas erradas, no son las que dijeron eso. Deben preguntárselo a un exgobernador del estado de Guerrero, a un exprocurador general de la república y al jefe de todos ellos, uno que no es ex sino que todavía es presidente de la república. Todos ellos y otros más, representan a los mismos que desaparecieron  a cientos de estudiantes masacrados en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, ¿Recuerdan? Ellos saben dónde los tiraron, muertos, agonizantes, inconscientes o sólo amordazados y maniatados… ellos saben, pero… ¿Quién debe preguntarles? Sólo un Tribunal Internacional porque a quienes hemos preguntado aquí y allá como familiares de  los 43 y como ciudadanos comunes y corrientes nunca nos han contestado o... ¿Qué le contestarán al Papa Francisco si fuera él quien les preguntara, ahora que lo recibieron con todo el protocolo del Estado y hasta le darán las llaves del  estado Ciudad de México?