Por Francisco Rojas Arias
La celebración a Los Muertos es una Tradición Nacional o Mexicana
debido a la gran influencia nahua, mexica o azteca en todo el país; de aquí que
nos conozcan en el contexto mundial como El Pueblo Azteca, las Selecciones
Nacionales de cualquier disciplina, son Selecciones Aztecas, las
representaciones olímpicas, panamericanas, etc., son Delegaciones Aztecas. La
mexica o azteca es la etnia
representativa de México, misma que lo ha impregnado de toda su riqueza
cultural, mitos, tradiciones, leyendas y entre todo este bagaje sociocultural
está la Celebración del Día de Muertos, por lo que a todo lo largo y lo ancho
del territorio nacional y en cualquier parte en donde haya un grupo grande o
pequeño de mexicanos, las manifestaciones en torno a esta celebración son
comunes: altares, calaveritas de azúcar, catrinas, calaveras literarias, así
como el colorido y el perfume de la flor de cempasúchil, copal, velas y
veladoras,banderitas de papel picado, todo lo que en México conocemos como
Ofrendas de Día de Muertos; el ambiente de
fiesta en sus panteones, hogares, edificios públicos y plazas es notorio
desde prácticamente el 31 de octubre hasta el dos de noviembre, aunque hay
lugares en donde se prolonga otros ocho días más (ochavario, lo que entre los mayas se conoce como Bix) o que definitivamente no se lleva a
cabo en esta fecha. El elemento común de la celebración es el levantamiento de
un altar a donde acuden los difuntos, cuyas características varían también,
dada la gran diversidad etnológica y cultural que caracteriza a esta nación,
observándose variables interesantes, porque no en todos los casos el espíritu del difunto llega solo al altar, sino que en algunos lugares hay que ir por
ellos a los panteones y después de celebrarlos, obsequiarles las ofrendas y
convivir con ellos como en San Juan Chamula, en el estdo de Chiapas, por ejemplo, hay que regresarlos,
proceso que no se desarrolla igual en todas partes. En algunos pueblos nativos
la celebración se ha extinguido debido a la influencia católica en la misma y
con la que no están de acuerdo; en otras partes como en Tenejapa, Chiapas, donde
no existe un lugar común para enterrar a sus muertos (lo hacen dentro o a un
lado de sus casas), se realiza en 15 de octubre y entre los Huicholes,
establecidos en un territorio donde confluyen los estados de Jalisco, Nayarit y
Durango esta celebración, prácticamente es inexistente. Para ellos la muerte es
muerte; en cambio, hacen una celebración de cuerpo presente donde al morir
alguien, los ofendidos y ofensores tienen la oportunidad de perdonar, y pedirle
perdón al fallecido; tal ceremonia la dirige el Maracame, en donde el espíritu del muerto está representado por un moscardón
que vuela hacia el mar para no volverse
a ver, por eso ya no hay motivo para recordarlo.
En el área maya de Quintana Roo y Veracruz hay
cuatro grandes Centros Ceremoniales para las Ofrendas del Día de Muertos:
Chankaj, Veracruz, Tixcacal Guardia y Chumpón en el Municipio de Felipe
Carrillo Puerto y Tulum, en el Municipio del mismo nombre, lo que habla de la
magnitud de esta celebración en esta parte de México aunque las de mayor
difusión nacional e internacional sean las de Mixquic, en la Delegación Tláhuac
del Distrito Federal y Tzintzuntzan, Pátzcuaro y Janitzio en Michoacán.
En toda el área nahua, Mictlantecuhtli rige sobre el Mictlan,
junto con Mictecacihuatl que es el
lugar donde moran los muertos; en el área maya Ah Puch es el espíritu protector de los muertos e Ix Tab es la de quienes se han
suicidado. En esta región del país, prevalece
la creencia de que cuando un hombre maya muere, si en vida fue buena persona, su
espíritu descansará debajo del árbol verde, Yax-ché
o árbol sagrado, donde vivirá cómodamente, en armonía, consumirá alimentos en
abundancia, no sentirá dolor alguno, todo esto como parte de las bondades que
disfrutará; en cambio, quienes hayan sido malos, su destino es el met-nal, un lugar en donde se vive en la
oscuridad, donde constantemente se sufre frío, calamidades y de escasés de
alimentos.
Es pertinente aclarar que en la tradición de
nuestros Antiguos Abuelos, la palabra
morir significaba reposo y lo mismo entraba en este estado no sólo los hombres
y mujeres, sino todo aquello que tenía vida y todos sin excepción se iban hacia
el Mictlan
rumbo que hoy conocemos como el norte. Entre los mayas el caracol representa la
muerte, es la representacion del cero porque está vacío de vida que también
conciben como parte de un ciclo evolutivo.
Como es fácil observar, las variables que tiene
la celebración del Día de Muertos en México no demeritan en nada su propósito
de venerar, recordar y convivir con el espíritu de quienes han muerto,
degustando con éste sus comidas, (tamales (tamálli)
por lo general) y sus bebidas (como el pox o chicha, pozol, tejuino que es lo mismo que el tesgüino y el tesbuino como
lo llaman las rarámuris, el tepache y
el pulque) y por la manera de hacerlo, reforzar los lazos familiares y
sociales de los mexicanos ya que es la
oportunidad para reconocerse, identificarse
y ser solidarios con todos entre la vistosidad y los aromas de la flor
de cempazúchil (Cempoalxóchitl), las ofrendas y el copal (copálli), a la luz de
velas y veladoras, y entre el rumor del
papel picado, elementos comunes de la celebración, hágase donde se haga.
Atequiza, Jal. México a
31 de octubre de 2015.
Bibliografía:
RENDÓN
García, Leobardo, (Coordinador). La
Muerte Nuestra. Un Dulce Sueño. Antología. Universidad Pedagógica Nacional.
México, D. F. 2001
SANDOVAL Linares, Carlos, Nahuatlismos. Impresora Izar de Occidente, S.A de C.V.,
Guadalajara, Jal. 30 de abril de 1996.
ROJAS Arias Francisco, Día de Muertos, Notas Personales. Atequiza, Jal. Noviembre de 2004.