martes, 5 de enero de 2016

El Trópico Nayarita

Fin de año en el trópico nayarita


Pasé el último día del 2015 en San Vicente, municipio de Rosamorada,  Nayarit; ahí viven seis de mis hermanos con sus respectivas familias las cuales no son poca cosa, ya todos juntos arman un buen barullo. Es importante decir que la pasamos bien todos los reunidos en el patio anexo a la casa de mi hermana Lourdes, el cual iluminamos y adornamos con globos en cuyo interior, como todos los años, se les puso una notita que contenía consignas de toda índole: desde imitar a una gallina poniendo huevos, hasta saltar como rana, pasando por los consabidos chistes y canciones, que pusieron entre dilemas a los "castigados, porque a la hora de que les tocó ejecutar lo pedido en el papelito, como que sufrieron un ataque de amnesia. Sin embargo, todo se desarrolló en calma y como se había planeado, nadie nos enojamos, todos bebimos, comimos, oímos música, platicamos, los niños se divirtieron como los enanos que son, se comieron una paleta payaso como postre y sacaron el pirómano que todos llevamos dentro tronando cuetitos, palomitas, diablitos, avioncitos zumbadores y otras lindezas de la pirotecnia china que llenaron de humo a la concurrencia, para terminar con el lanzamiento de varios globos de cantoya; en punto de las doce de la noche, como es la costumbre,  tronamos con un pellizco los globos restantes y nos dimos los abrazos junto a los buenos deseos por el nuevo año y como si hubiera transcurrido mucho tiempo, el hambre reapareció en algunos de los reunidos y se procedió a asar la carne que había quedado dizque para el recalentado y en un dos por tres se le dio mate al calor de la cerveza y los tequilas; yo a la una de la mañana junto con las dos Elizabeth (mi esposa y mi hija) nos retiramos a casa de mi hermano Luis para dormir, Tonatiuh junto con su familia también lo hicieron yéndose  a Tuxpan en donde estaban hospedados, Gizéh decidió quedarse un rato más, llevando a su mujer, a Kefrén, Cuau y a su pequeño Kaleb a casa de mi hermano Omar. Al otro día, ya en el año dos mil dieciséis, Tonatiuh decidió regresarse a Atequiza  junto con Mónica su esposa y su hijita Sara Valentina, yo tenía en mente llevar a Elizabeth a que conociera el pueblo de Rosamorada, la cabecera del municipio al que pertenece San Vicente y hacia allá nos fuimos, acompañados de mi hija, mi hermano Luis, su esposa e Isaías, el menor de sus dos hijos, no sin antes pasar a casa de mi hermana Lourdes para avisarles de nuestra salida, en donde la fiesta parecía que no había parado desde el año anterior, tomando cervezas, unos jugando al dominó, otros al dompe mientras todos los niños revoloteaban alrededor de ellos jugando al fut, a las escondidas o simplemente a corretearse unos con otros: Les dijimos que no tardábamos y nos fuimos "Ándeles, que les vaya bien, a ver si no regresan llenos de piojos"- dijo mi hermano Omar en son de burla. Allá me di cuenta por qué nos lo dijo.

Veintisiete kilómetros separan a San Vicente de su cabecera municipal, cuyo aspecto dista tan sólo por el hecho de ser un pueblo viejo con gran influencia serrana en las construcción de sus viviendas, por lo demás, es igual de polvoriento y atrasado, en donde destacan algunas fincas que deben ser de los expresidentes municipales, me figuro y muy cerca del centro una en especial, grande, con aplicaciones en cantera y con un estilo arquitectónico que intentó cuadrar con el contexto "Es la casa que le hizo el exgobernador Emilio  M. González a una muchacita de aquí con la que se juntó" -me comentó mi hermano Luis. La visión de este pueblo me hizo entender porque San Vicente y las demás localidades de este municipio están como están. El atraso es insultante, la forma de gobernar esta demarcación es irrespetuosa, indigna; es, idéntica a la que se practica en el municipio de San Blás en donde ni siquiera "el primer cuadro del puerto" se escapa de la basura , el hedor y la anarquía, con un gobernante que parece salir a diario de algún centro botanero, orgulloso de ser invitado especial en las cabalgatas, regalando dinero y botellas de vino; sí es el famoso "layín" al que sólo una sociedad disfuncional lo nombró otra vez presidente municipal y que tal vez esa misma sociedad lo nombre gobernador. Volví a vivir el municipio de San Blás, el puerto, La Isla del Conde, mi pueblo natal, Guadalupe Victoria, La Chiripa, El Ciruelo, La Playa de Ramírez, El Limón, La Boca (¡Ya pavimentaron el camino El Limón-La Boca!!!! aplausos), Madrigaleño, El Carleño, Pimientillo, Aután y otros que se me olvidan, pueblos a los que un turista visita una vez y se arrepiente.

Así terminó el año de dos mil quince e inició el dos mil dieciséis ¿Que nuevas habrá para San Vicente y La Isla  del Conde? ¿Repararán o renovaran sus pequeñas plazas, sus elementales instalaciones deportivas y recreativas, sus calles, sus servicios, los empleos? No parece que lo vayan a hacer, esperemos que nos den la sorpresa; pero.... estoy de nuevo en Atequiza y aquí no cantamos tan bien las rancheras con nuestra cabecera municipal en relación a las instalaciones deportivas y recreativas, su plaza, sus calles...